Este proyecto encaró un desafío significativo al ejecutar un programa que involucraba la creación de diversas áreas para la manufactura y comercialización de artesanías en madera, todo dentro de un espacio limitado en una vivienda familiar con restricciones presupuestarias. La intervención se centró en el área designada para el garaje, implementando soluciones creativas mediante el uso de paneles móviles como divisorias flexibles, con el fin de dar respuesta a las múltiples necesidades del programa arquitectónico.

El objetivo primordial fue generar espacios de calidad sin comprometer la pérdida del área de esparcimiento y reunión familiar, es decir, el patio existente en la vivienda. Para lograrlo, se otorgó un papel destacado a la TACUARA, un material sostenible, económico y localmente abundante. La táctica consistió en la instalación de paneles móviles confeccionados con este material, que funcionaron no solo como separadores de espacios sino también como elementos estéticos y sostenibles.

Como estrategia para optimizar costos, se adoptó la reutilización de materiales, incorporando escombros para texturas, porta tubos, maderas, entre otros elementos. La tacuara, además de su función como divisor, se integró de manera versátil como pérgola y cielorraso, demostrando así su versatilidad y contribuyendo a la cohesión del diseño.

El proyecto no solo aborda la funcionalidad del espacio sino también busca la integración armoniosa de la arquitectura con el entorno, aprovechando al máximo los recursos locales y promoviendo prácticas sostenibles. Este enfoque se refleja especialmente en la decisión de utilizar la tacuara como elemento estructural y estético, resaltando su amigabilidad con el medio ambiente y su contribución al carácter distintivo del proyecto.